Dia 2
Despertar… despertar y que no haya sido un sueño… despertar y estar en Florencia con el sol asomándose por la ventana y el aroma a café que ya se siente. Sinceramente, una sensación hermosa, lo que nos predispuso a continuar con nuestra aventura por esta hermosa ciudad.
Así, tempranito, bajamos las escaleras de nuestro hotel rumbo a esas callecitas. Ya teníamos nuestro itinerario medianamente armado, pero lo primero era el café. Así, hicimos una parada técnica y degustamos el típico ristretto italiano a solo 1 euro. Una delicia para el paladar de los amantes del café, quizás muy intenso para el que no gusta tanto. Sin azúcar ya que, para los italianos, el azúcar en el café es pecado, ¿podríamos decir lo mismo del mate? Nosotros particularmente nos acostumbramos a tomarlo amargo y es mucho más rico, creo yo.
Nos dirigimos hacia el río Arno, pasamos por el Museo Galileo ya que queríamos ver el reloj solar, nos pareció muy bonito. No entramos al museo, aunque nos hubiese gustado, pero el tiempo y presupuesto nos llevó por otros lugares. Recordemos que Galileo fue un astrónomo, ingeniero, filósofo, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la revolución científica. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica es un ejemplo del conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.


Luego de recorrer un poco, nos decidimos por empezar por la Galería de la Academia de Florencia. Un museo dedicado a la escultura y pintura. Aquí está una de las obras más reconocidas del renacimiento, el David de Miguel Ángel. El David es una escultura de mármol blanco de 5,17 metros. Hasta 1873 estuvo ubicada en la plaza de la Señoría de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia realizada también en mármol blanco.
En general, no sacamos entradas por anticipado en ningún lugar, ya que vamos viendo sobre el día que lugar visitar primero. De este modo, si llueve vamos a un museo y sino a un parque, por ejemplo. Pero en esta ocasión, sobre todo en Florencia, las colas son muy largas y muchas veces no conseguís entradas. Nos pasó para subir al Duomo. De hecho, la cola para entrar a la Galería de la Academia nos llevó aproximadamente hora y media. Además, que hay muchos grupos que tienen prioridad de entrada. Así que, para ahorrar tiempo, nos turnamos. Mientras Leeloo fue a comprar algo de comer, yo esperaba en la fila. Luego, cambiamos los roles y me fui hasta el Duomo para ver cómo estaba la fila allí (la entrada a la catedral es gratis), de paso aproveché para hacer una caminata en solitario por Florencia. Sinceramente, sentí una conexión muy fuerte con esta ciudad. Su historia, su río, su arte y cultura, el sol que ilumina su hermosa arquitectura, en fin, un poco metafísico lo mío, pero así me sentí al recorrer sus calles, como si hubiese vivido ahí toda la vida.
Volví a la fila, esperamos un poco más y logramos entrar, lo primero que ves es sin dudas esa magnifica escultura del David y lo más interesante sin dudas. Nos tomamos nuestro tiempo para apreciarla y fotografiarla, siempre chequeen si se puede. Realmente los detalles impresionan y no hay foto o video que le haga justicia, ¡vayan a verla! También nos llevó a filosofar en lo atrevida de la obra para su época y en cómo aún hoy nos escandalizamos con un cuerpo desnudo. No sé qué piensan ustedes, pero es para pensarlo justamente. Además, encontrarán otras esculturas de Miguel Ángel y otros autores, así como algunas pinturas interesantes y unos instrumentos antiguos.





De allí, fuimos a la catedral del Duomo. Entramos mucho más rápido, aunque los frescos de la cúpula apenas podían verse ya que estaban vallados (evidentemente las condiciones cambian constantemente ya que teníamos entendido que antes sí podía verse). Bastante austera por dentro pero no por eso menos fascinante.



Nuevamente en las calles, pasamos por la Casa Museo de Dante. El propio Dante escribió que había nacido a la sombra de la Badia Fiorentina, bajo la parroquia de San Martín. La cercana iglesia de Santa Margarita de’ Cerchi es el lugar donde el poeta habría visto por primera vez a Beatrice Portinari. Esta zona tiene un aspecto muy antiguo y super interesante, además que nos quedaba de paso rumbo a nuestro próximo destino, la Galeria degli Uffizi. Por supuesto que de camino volvimos a pasar por la Plaza de la Señoría y sacamos fotos nuevamente a las esculturas en la Loggia dei Lanzi, para sumar, el día estaba hermoso, como teníamos hambre aprovechamos a picar algo al paso antes de seguir el recorrido.
Ya una vez dentro del Uffizi, que si bien no es muy grande hay mucho para ver, calculen unas 3 o 4 horas si son intensos como nosotros. Contiene una de las más antiguas y famosas colecciones de arte del mundo, construida por Giorgio Vasari siguiendo órdenes de Cosme I de Médici. Estaba pensado para oficinas de ahí su nombre “Galería de las Oficinas”. Aquí podemos ver una vasta colección de obras, entre ellas bustos y pinturas de los Medici en el corredor del este. Les recomendamos que más allá de las obras famosas que no pueden dejar de ver, se tomen su tiempo en admirar las obras que a ustedes les guste o les llame la atención, ya que eso significa que esas obras les llegó de alguna manera y está bueno tomarse un tiempo para apreciarlas.










En la Sala 2 Duecento y Giotto, se exponen pinturas de las iglesias de la Toscana que datan desde la primera mitad del siglo XII. Luego hay varias salas más con distintas obras, entre ellas Díptico del duque de Urbino es una de las que nos llama la atención y bastante conocida, es una obra característica del pintor renacentista italiano Piero della Francesca. También es conocida como Retrato de Battista Sforza y Federico de Montefeltro, Es una pintura al temple sobre madera.
En la Sala 10-14 Botticelli, nos encontramos con las pinturas de este conocido pintor del Quattrocento italiano. Entre las quince obras de Botticelli las más conocidas son La Primavera y El nacimiento de Venus, las primeras pinturas de tema profano de grandes dimensiones del Renacimiento italiano, que atestiguan el clima cultural de Florencia en la época de Lorenzo el Magnífico.
El nacimiento de Venus cuadro que fue en su tiempo una obra revolucionaria por cuánto presentaba sin tapujos un desnudo no justificado por ningún componente religioso o mitológico. En la obra, la figura de Venus se desdobla en dos versiones complementarias, la Venus celeste y la Venus terrenal, que simbolizan el amor espiritual y el amor material, una teoría derivada de El banquete de Platón, cuyo significado sería un concepto idealizado del amor.
La primavera, en tanto, presenta una atmósfera de fábula mitológica en la que se celebra una especie de rito pagano, que rompe con la pintura religiosa cristiana propia de la Edad Media. Las figuras que danzan son las tres Gracias, diosas del encanto, la belleza y la fertilidad que representan, respectivamente, la castidad, la voluptuosidad y la belleza.
Más o menos para que entiendan la importancia de las obras y sus mensajes semi ocultos, no son solo unas pinturas bonitas. Si indagan un poco, hay mucha más información e historias muy interesantes en cada una que no alcanzo a explicar aquí y tampoco somos expertos, pero ya este tipo de datos cambian, como observamos, el arte.
Más obras, Retrato de hombre con la medalla de Cosme el Viejo, Leonardo da Vinci, La Anunciación cuadro que me gusta mucho, se sabe que es uno de los primeros encargos que Leonardo consiguió mientras estaba en el taller de Verrocchio. Tondo Doni de Miguel Ángel cuyo color es impactante. Baco y Cabeza de Medusa (Caravaggio) según la leyenda sería el autorretrato del pintor de joven.
El Hermafrodita durmiente es una escultura de mármol que representa al personaje de la mitología griega Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita, y devenido hermafrodita, a tamaño natural y recostado sobre un colchón, copia romana de época imperial de un original helenístico del siglo II a.C. Existen más copias, en los Museos Vaticanos de Ciudad del Vaticano, en el Museo del Hermitage de San Petersburgo y el Louvre en París. Retrato de Luther y su esposa Caterina Bore, Lucas Cranach el Viejo, firmado y fechado en 1529. Laocoonte de Bandinelli, la estatua original conservada en los Museos Vaticanos (también la vimos). Retrato de Lorenzo de’Medici por Giorgio Vasari, muy interesante los rostros alrededor.
También hay una sala a la que no se podía entrar, con una cúpula hermosa dorada y sus paredes rojas muy bonita, llena de obras. Y bueno mucho arte por todos lados.
Otra cosa hermosa de esta galería son las vistas a la ciudad, al Duomo y al río que ofrece, que muchas veces pasa, desapercibido. Sobre todo por su ubicación privilegiada a orillas del río Arno.










