
Día 1 😊
Llegamos a Barcelona cerca de las 20hs ya que nuestro vuelo llegó antes. Una vez en el aeropuerto unos y unas sexis policías aeroportuarios (Sí, realmente sacados de una revista) nos realizaron las preguntas de rigor, por ejemplo si estábamos por primera vez en el país, lo cual dijimos que sí, cuántos días nos íbamos a quedar, si estábamos de paseo, etc. Como corresponde llevamos todos los papeles en regla acomodados prolijamente en una carpeta, pero la verdad no nos pidieron mostrar nada (ojo que a veces te pueden pedir, de hecho en otros vuelos o trenes lo hicieron). Al estar todo en orden llegó el ansiado sello en el pasaporte y ya estábamos en España, o mejor dicho en Barcelona Cataluña, no sea cosa que se nos enojen los catalanes que por cierto nos cayeron muy bien 😊.
Una vez salidos del Aeropuerto lo siguiente era ver qué transporte tomar para dirigirnos a nuestro hotel. Si bien somos de planificar mucho, nunca es lo mismo los papeles y la teoría, que la vida real. A la experiencia hay que vivirla, transitarla. Había una sección de informes en el aeropuerto así que recurrimos allí ya que pensábamos tomar un tren que en teoría nos dejaría en el centro o cerca y desde allí en subterráneo. El hecho de que hablemos el mismo idioma nos facilitó el acomodarnos, sobre que estar en otro país es difícil por sus leyes, costumbres, y de más, hablando otra lengua se complicaría mucho más. Nos indicaron tomar una de las escaleras mecánicas y bajar (hay unos carteles sobre ellas que dicen por acá tren, por acá estación dos, etc.) porque el aeropuerto es grande y para conectar de una estación a otra hay unos buses que te llevan gratis. Bueno de hecho bajamos y tomamos un autobús también gratuito hasta el tren que si mal no recuerdo salía de la estación 2. (también hay un subte con un precio especial ya que el precio es por zonas o un ómnibus, el subte lo usamos a la vuelta y fue lo más práctico)
CONSEJO: Si les gusta viajar como a nosotros recorriendo lo más posible, traten de no llevar mucho equipaje, eso les va a facilitar a la hora de trasladarse. Si bien llevamos dentro de todo poco equipaje, ya era un poco incómodo (en otro post explicaremos más sobre este punto).
Una vez tomamos el tren, nos llevó hasta la estación Barcelona Sants, nosotros ya teníamos un pase de tren, pero igual ahí mismo podes comprar. La verdad un tren muy lindo, si bien había mucha gente viajamos bien. Llegados a la estación nos encontramos medio perdidos, ya que era bastante grande pues de allí salen trenes a varios lugares de España. A todo esto, estábamos sin internet (estuvimos así todo el viaje) pero por suerte encontramos una islita que era de una empresas de autos, y tenía wifi gratis, solo hay que registrarse. Lo hicimos y pedimos ayuda a una amiga Alemana que vivió en Barcelona un tiempo. Le pasamos la dirección del hotel y nos dijo que línea de subtes teníamos que tomar.
PRIMERA LECCIÓN: Siempre que hagan como nosotros y no quieran gastar en Uber o taxi ya que en este caso el aeropuerto es muy lejos del centro y prefieran moverse en medios de transporte como bus, subtes o trenes (estos dos últimos en Europa van geniales) es decir quieren moverse como un local, planifiquen bien las conexiones, hagan capturas de pantalla por si están sin conexión o bájense los mapas sin conexión. Fuimos al subte luego de preguntar a la gente que transitaba el lugar y ahora enfrentar el siguiente reto, usar las máquinas para sacar los pasajes de subte, no es tan difícil, pero hay que tener en cuenta en qué zona te vas a mover ya que tanto en Barcelona como en Londres o París, por nombrar algunos, los valores se dividen en zonas, y si compras un ticket y no es válido para esa zona te pueden multar y eso por lo que hemos oído y averiguado no es nada agradable, pueden ir desde 50 euros o más. Por suerte nunca en ninguno de nuestros viajes atravesamos estos percances ya que si no estamos seguros tratamos de no arriesgarnos, mejor preguntar, siempre hay alguien amable y dispuesto. En nuestro caso, primero nos ayudó un local de muy buena onda nos explicó todo, y como se tenía que ir y quedamos con dudas, personal de allí nos volvió a explicar.
Nuestro hotel estaba en el corazón del Barrio Gótico, una ubicación excelente sobre todo para disfrutar la noche cerca de la Plaza San Jaime donde está el ayuntamiento. Luego de dos conexiones de subte, caminamos un par de cuadras por las oscuras calles de este barrio con las maletas a cuestas, pero con una felicidad enorme, ayudados por el mapa de google maps encontramos el hotel. La verdad, si bien las calles a oscuras provocan un poco de miedo, las calles son bastantes seguras en comparación con nuestro país al menos, de todos modos es cuestión de ir atentos como en cualquier lado.

El hotel era una suerte de casona antigua, tipo pensión. Fuimos atendidos por un señor mayor, que amablemente nos guió hasta nuestra habitación con baño privado. Tratamos siempre de pedir las habitaciones así ya que nos parece lo más cómodo. Era amplia y tenía un balconcito, estaba bastante bien. Lo reservamos por internet y lo conseguimos a un buen precio teniendo en cuenta la temporada y que Barcelona es caro, 69 euros la noche no nos pareció mal.
Después de un vuelo largo como el que tuvimos, lo que uno más quiere es poder descansar bien apenas llega, ya que se va a necesitar esa energía para recorrer luego. Como ya era tarde y día de semana, picamos algunas cositas que trajimos y nos fuimos a dormir para comenzar bien el día siguiente.